Intentando definir el dolor

Cada vez que voy al médico, ya sea traumatólogo, neurocirujano, de cabecera o en urgencias, una de las cosas que me resulta más complicada es definir el dolor que tengo.

Yo siempre digo que es como si me clavaran una espada a la altura del sacro pero realmente nunca me la han clavado así que reconozco que mi respuesta no es muy real.

En verdad sufro dos tipos de dolores: el diario, o sea el de siempre y el dolor de los episodios fuertes (no se como llamarlo de otra forma).

Diariamente y de forma crónica me duelen las piernas, sobre todo de las rodillas para arriba y por la parte de atrás, los glúteos, la espalda y el estómago. Tengo molestias más o menos fuertes al ir al servicio y no puedo andar al ritmo de otras personas. Sobra decir que no puedo montar en bicicleta, hacer ningún tipo de ejercicio ni trabajar.

Al parecer hay pacientes a los que les viene bien hacer natación y a otras no. Me da miedo intentar la natación estando yo sólo porque si me da un episodio fuerte en el agua no se como respondería.

Ahora bien, a menudo me dan estos episodios y ahí el dolor ya me deja clavado. No se si la expresión inmovilizar es demasiado drástica pero lo cierto es que no me muevo y entonces sólo me queda la opción de tomar calmantes fuertes durante horas para poder ser yo de nuevo. A veces llego a la morfina, otras no.

Los medicamentos que tomo en la actualidad son tramadoll (adolonta), líryca, parches de fentanilo y alguno que otro mas, aunque también estoy probando con cosas alternativas como la homeopatía y la medicina natural.

Cada vez que un médico me dice aquello de "Los quistes de tarlov no duelen" me dan ganas de hacer una barbaridad.

Siempre se me quedará grabado en la mente, y eso que por culpa de las pastillas mi memoria está en las últimas, la vez que fui a un traumatólogo con una de las resonancias en las que se me ven los quistes.

El profesional ni miró la resonancia (menos me miró a mí, claro).

Sus palabras fueron: "Te duele la espalda porque estoy viendo que te sientas mal en la silla".  Se me vino el mundo abajo, no me quedaron ni fuerzas para contestarle.